mar 03 2011
¡NO OS OLVIDAMOS!
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Pedro María Martínez Ocio
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Francisco Aznar Clemente
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Romualdo Barroso Chaparro
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José Castillo
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Bienvenido Pereda
Fallecieron en Vitoria a consecuencia de los disparos de armas de fuego efectuados por la policía el 3 de marzo de 1976 tras una asamblea de trabajadores y trabajadoras en huelga, que se celebraba en la iglesia de San Francisco de Asís, en Zaramaga.
La policía disparó gases lacrimógenos en un espacio cerrado y abarrotado de gente provocando el pánico. Los que salieron, medio asfixiados y con pañuelos en la boca para no ahogarse con los gases lacrimógenos, fueron apaleados y tiroteados con metralletas y pistolas.
Una de las peores agresiones a los trabajadores que se hayan registrado en el Euskal Herria. 5 trabajadores fueron asesinados y más de cien resultaron heridos, la mayoría de bala.
De la violencia empleada dan idea las órdenes impartidas desde la central a los policías por radio, y que fueron grabadas: “Preparad todas las bocachas y tirad con todas las energías y lo más fuerte que podáis. No os importe matar”.
No se ha determinado la responsabilidad de nadie en sus muertes. En aquellas fechas era Manuel Fraga Iribarne el máximo responsable del ministerio de Interior (Ministro de la Gobernación). Rodolfo Martín Villa, también tuvo “mando” en brutales actuaciones policiales, en aquellas fechas era Ministro de Relaciones Sindicales. Adolfo Suaez asumia el Ministerio de la Gobernación ante el viaje de Fraga Alemania.
Los partidos estatales piden condenas y respeto a los Derechos Humanos pero se niegan a investigar y reparar a aquellos que fueron pisoteados por comportamientos dictatoriales en Euskal Herria.
“En una época carente de libertades, en la cual no existían derechos de huelga, manifestación, reunión, etc. y bajo un duro régimen dictatorial, (Franco había muerto unos meses antes) en Vitoria-Gasteiz se estaba desarrollando un movimiento huelguístico ampliamente secundado por varias empresas, en base a unas reivindicaciones puramente sociolaborales.
Tras dos meses largos de huelga y dos días de huelga general, el 3 de marzo estaba convocada una jornada de paro total. Este paro fue secundado por la práctica totalidad de trabajadores, tanto de empresas en lucha como otras que lo apoyaron solidariamente, así como el comercio, servicios, estudiantes, amas de casa y la ciudadanía en general. Desde la mañana, la policía intervino duramente ante cualquier atisbo de concertación o manifestación, llegando incluso a disparar fuego real, produciéndose los primeros heridos de bala.
Para las cinco de la tarde estaba convocada una asamblea general informativa en la iglesia de San Francisco de Asís del barrio de Zaramaga, lugar donde se acostumbraba realizar las reuniones de las Comisiones Representativas de las empresas en lucha, para informar de
La policía “premeditadamente” dejó que se llenara la iglesia con alrededor de cinco mil personas, permaneciendo en el exterior un número similar, y fue en ese momento cuando mandó desalojar la misma. La multitud allí congregada ante el temor de ser aporreada y agredida en su salida, se negó al abandono del recinto religioso. Hay que recalcar que los templos estaban protegidos por el Concordato, por lo cual no podían actuar ni acceder a su interior las Fuerzas Armadas, salvo urgente necesidad.
Para proceder al desalojo, la policía atacó y asaltó la iglesia con gases lacrimógenos y material antidisturbios, por lo que presos del pánico y la asfixia, los allí congregados comenzaron a salir huyendo, momento en el que los policías procedieron a golpear y disparar indiscriminadamente tanto sobre los que intentaban escapar, como sobre los que desde el exterior atraían su atención para dejar vía libre a los que abandonaban aquel infierno.
El resultado, cinco obreros asesinados y unos cien heridos, muchos de ellos de gravedad. Ellos mismos, (la policía) se felicitaban de haber disparado más de mil tiros, de haber producido una masacre y de haber contribuido a la mayor paliza de la historia, según grabaciones que se conservan.
Los casos enviados al juzgado por ser las personas atendidas, tanto fallecidos como heridos, a consecuencia de disparos y agresiones, se abrieron diligencias previas. Los sumarios abiertos, después de varios recorridos por diversos juzgados y tribunales, acabaron finalmente en la jurisdicción militar, la cual, aun reconociendo que los hechos considerados, eran en principio constitutivos de delitos por homicidio, dictó auto de sobreseimiento por no haber motivos suficientes para acusar de ellos a personas determinadas. Posteriores reclamaciones al Estado por responsabilidad civil, efectuadas por algunos afectados, tampoco fueron atendidas.”
Fuente | Asociación 3 marzo
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